Una cualidad fundamental del ser humano es la de ser pensante. Elaboramos pensamientos desde la tierna infancia, evolucionando con la edad hacia formas cada vez más complejas.
Esta cualidad nos identifica de manera tan especial que muchas personas llegan a la exageración de postular que cuando se pierde (o no se llega a adquirir) esta capacidad, no estamos propiamente ante un ser humano.
Somos lo que pensamos; es decir, nuestros pensamientos nos condicionan de tal manera que pueden conducir nuestra vida por caminos de felicidad o de turbación.
Por esto es importante que, en la medida de nuestras posibilidades, tomemos control de nuestros pensamientos, sobre todo, de aquéllos negativos que invaden nuestra alma y que, machaconamente, quieren imponerse en nuestra vida para no dejar paso a otros más positivos.
Si nos dejamos llevar por aquellos nubarrones, indefectiblemente terminaremos por ensombrecer nuestra existencia en mayor o menor medida.
Por ello, debemos poner nuestro empeño en fomentar pensamientos positivos que nos ayuden en nuestra vida cotidiana y espiritual a construirla desde nuestra debilidad. "Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba" (Sal 127)
Pretendo publicar algunos de estos pensamientos que me ayudan en mi vida de fe para compartirlos con todos los amigos que llegan a este blog, bajo el epígrafe "Las flechas en la aljaba".
El primer pensamiento que quiero dejar aquí es el que encabeza este blog:
"No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu Nombre da la gloria".
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