La respuesta a esta pregunta la encontramos en las Sagradas Escrituras:
"Educa al muchacho en el buen camino,
cuando llegue a viejo seguirá por él."
Prov 22, 6
Los padres podemos hacer mucho por nuestros hijos.
Enseña el buen camino a tus hijos y Dios se encargará de lo demás. No podrás estar con ellos todos los días de sus vidas, pero educar es sembrar la buena semilla.
Establece unos sólidos cimientos basados en el amor y respeto a Dios.
Habla de los valores humanos y cristianos con tus hijos. Si tú no lo haces, serán sus amigos los que les hablen y les inciten a otras cosas.
Comparte su tiempo libre. Si no lo haces, otros lo harán por tí.
Administra su vida social (amigos, cumpleaños, etc.). Un exceso de todo esto lleva a la dispersión y al error.
"La necedad se pega al corazón del joven,
la vara de la corrección la despegará"
Prov 22, 15
Si quieres que él te escuche, no lo dejes para mañana. Quizás entonces sea tarde y no te prestará atención.
Reza por ellos en cada ocasión que puedas: cuando pases por su cuarto, cuando los despidas al marchar hacia el colegio, cuando prepares su ropa o su comida, cuando hagas horas extra para pagar sus estudios.
Da gracias a Dios en todo momento. Que su alabanza esté siempre en tu boca y en tu corazón. Convierte toda tu vida en una ofrenda permanente a Dios por ellos hasta el final.