Y digo esto porque los testimonios en favor del carácter sacrificial de la Misa son incesantes a lo largo del Magisterio de la Iglesia. Expongo los más importantes y dignos de mención desde los primeros momentos de la fe cristiana, a fines del siglo I en que aparece este carácter en la Didajé.
ca. año 70 dC, Didajé o Enseñanza de los Apóstoles:
14:1 En el día del Señor reunios y romped el pan y haced la Eucaristía, después de haber confesado vuestros pecados, a fin de que vuestro sacrificio sea puro.Siglo IV, San Agustín, Sobre la ciudad de Dios: (hablando sobre Rm 12, 3ss). "Este es el sacrificio de los cristianos, formando nosotros, siendo muchos en número, un cuerpo en Jesucristo. Lo cual frecuenta la Iglesia en la celebración del Augusto Sacramento del altar que usan los fieles, en el cual se le demuestra que en la oblacion y sacrificio que ofrece, ella misma se ofrece."
14:2 Todo el que tenga disensión con su compañero, no se junte con vosotros hasta que no se hayan reconciliado, para que no sea profanado vuestro sacrificio.
14:3 Este es el sacrificio del que dijo el Señor: “En todo lugar y tiempo se me ofrece un sacrificio puro: porque yo soy el gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones”
Siglo IV, San Agustín, sermón 2 sobre el salmo 33: "... Porque allí estaba el sacrificio según el orden de Aaron y después el mismo instituyo con su cuerpo y sangre el sacrificio según el orden de Melquisedec."
Siglo IV, San Agustín, contra el adversario de la Ley y los profetas: "Este (el Israel según el espíritu) inmola a Dios un sacrificio de alabanza no según el orden de Aaron, sino según el orden de Melquisedec."
Siglo IV, Abad Casiano, sobre las instituciones cenobíticas: "sobre el salmo 140, pasaje en el que en un sentido más sagrado puede también entenderse aquel verdadero sacrificio vespertino que puede ser o el que es entregado en la cena por el Señor Salvador a los apóstoles al atardecer (cfr. Mt 26, 20) cuando daba comienzo a los misterios sacrosantos de la Iglesia..."
Siglo VI, monje Casiodoro, comentarios del salterio: "... A estos dice que no se ha de congregar con la sangre de los animales ni con la costumbre de inmolar víctimas, sino por la inmolación de su cuerpo y sangre, la cual, celebrada en todo el orbe, salvo al humano linaje."
"Sacrificio de la Santa Iglesia ha de entenderse no la oblacion de animales sino este rito que ahora se celebra con la inmolación solemne del cuerpo y de la sangre."Siglo VII, San Isidoro de Sevilla, Tres libros de sentencias: "El orden, pues, de la Misa y de las oraciones, con las cuales se consagran los sacrificios ofrecidos a Dios, por primera vez fue establecido por San Pedro, y está celebración la realiza todo el orbe de la misma manera."
Siglo VII, San Gregorio Magno, Diálogos: "... Viviendo inmortal e incorruptible en sí mismo de nuevo se inmola por nosotros en este misterio de la oblacion sagrada. Pues allí se toma su cuerpo, se distribuye su carne para salvación del pueblo, se derrama su sangre no ya en manos de los incrédulos, sino en la boca de los creyentes."
"Porque ¿quien de los creyentes puede dudar de que en la misma hora del sacrificio se abren los cielos a la voz del sacerdote..."
"Pero es necesario que cuando hagamos el sacrificio eucaristico nos inmolemos a nosotros mismos a Dios en contricion de corazón porque los que celebramos los misterios de la Pasión del Señor debemos imitar lo que hacemos."1562, Concilio de Trento, numerosas citas en la 22a. sesión (Denzinger 1739ss): "... Y porque en este divino sacrificio que en la Misa se realiza, se contiene e incruentamente se inmola aquel mismo Cristo que una sola vez se ofreció El mismo cruentamente en el altar de la Cruz; enseña el Santo Concilio que este sacrificio es verdaderamente propiciatorio ... Una sola y la misma es, en efecto, la víctima, y el que ahora se ofrece por Ministerio de los sacerdotes es el mismo que entonces se ofreció a si mismo en la Cruz, siendo sólo distinta la manera de ofrecerse".
1964, Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Gentium número 28: "En ella (los sacerdotes) actuando en la persona de Cristo y proclamando su misterio, unen la ofrenda de los fieles al sacrificio de su Cabeza; actualizan y aplican en el sacrificio de la Misa hasta la venida del Señor el único sacrificio de la Nueva Alianza: el de Cristo..."
1964, Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium número 7: " (Cristo) esta presente en el sacrificio de la Misa, no sólo en la persona del ministro, ... sino también sobre todo bajo las especies eucarísticas".
1968, Credo del Pueblo de Dios, por S.S. Pablo VI, con motivo de la clausura del Año Santo de la Fe en la conmemoración del XIX centenario del martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, número 24: "Nosotros creemos que la misa que es celebrada por el sacerdote representando la persona de Cristo, en virtud de la potestad recibida por el sacramento del orden, y que es ofrecida por él en nombre de Cristo y de los miembros de su Cuerpo místico, es realmente el sacrificio del Calvario, que se hace sacramentalmente presente en nuestros altares."
Instrucción General del Misal Romano, número 27: "En la Misa, o Cena del Señor, el pueblo de Dios es convocado y reunido, bajo la presidencia del sacerdote, quien obra en la persona de Cristo (in persona Christi) para celebrar el memorial del Señor o sacrificio eucarístico... Pues en la celebración de la Misa, en la cual se perpetúa el sacrificio de la cruz..."
Otros enlaces:
Las 7 presencias de Cristo
Oración para una visita a Jesús Sacramentado, por San Juan Pablo II
El culto debido a Dios y a los Santos