Vivimos continuando la inercia de lo que hicimos ayer, de lo que hicimos el mes pasado, de lo que hicimos antes en nuestra vida, sin pararnos a pensar, si comprobar si necesitamos cambiar algo.
¿Hemos dejado espacio a Dios en nuestras vidas?
Todo lo que nos rodea y lo que somos, ¿es digno de Dios?
Si María y José estuviesen buscando un lugar para convertirlo en el hogar del Niño Jesús, ¿elegirían nuestra casa y todo cuanto ésta contiene y representa?
Madre Teresa de Calcuta
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