martes, 10 de febrero de 2009
Principales ediciones de la Biblia (I)
Como todos sabemos, la Biblia se compone de diversos libros compuestos a lo largo de toda la historia del pueblo judío, en lo que se refiere al AT, y de las primeras comunidades cristianas, para el NT.
Las primeras versiones del Antiguo Testamento fueron escritas en hebreo, si bien los libros pertenecientes a la literatura sapiencial, fueron escritos en griego común o koiné. Los libros del NT fueron escritos en griego con algunas excepciones que se conservan en arameo.
Todo el cúmulo de distintas lenguas en que se hallaban los escritos originales lleva a que en distintas épocas y en función de las necesidades de las distintas comunidades cristianas y judías, se originara la necesidad de traducir esos escritos a las lenguas propias de otros territorios.
Así han surgido a lo largo de la Historia muchísimas traducciones de los escritos bíblicos encaminados a hacer más comprensibles a todos los hombres la Palabra de Dios. Algunos de ellos han dejado memoria, bien por su calidad lingüística, por el momento o lugar en que se hicieron o por cualquier otra razón. Es mi intención en este artículo hacer referencia a las principales ediciones de la Biblia en lengua castellana a fin de que pueda servir de referencia para
encuadrarlas en su momento histórico y saber por qué fueron importantes.
Comienzo por las traducciones clásicas de los escritos bíblicos que, en muchas ocasiones, han servido de base para alguna traducción al castellano:
Versión de los LXX o Septuaginta: traducción del Antiguo Testamento al griego realizada probablemente en Egipto alrededor del siglo III a.C. por los sabios judíos de Alejandría. En este siglo todo el próximo y medio oriente fue fuertemente helenizado debido a la expansión militar de Alejandro Magno, por lo que cada vez fue más común el uso de la lengua griega común, así como la vida con arreglo a las costumbres helénicas.
Esto fue así, hasta el punto de que la lengua griega fue predominante en estos territorios, incluida la Palestina de los tiempos de Jesús. Es muy probable que Él conociera el griego y lo hablara.
Los escritos del A.T. de los que hace uso Jesús en los evangelios (Lc 4, 17) debieron ser ejemplares de la traducción de los LXX.
Hexaplas de Orígenes: Propiamente no fue una traducción de la Biblia, sino un texto crítico en el que su autor (s. III d.C.) colocó en forma de 6 columnas las traducciones del A.T. por el siguiente orden: texto hebreo original, texto hebreo (transliterado al griego), versión griega de Aquila, versión griega de Símmaco, versión de los LXX y la de Teodoción.
Debido a que era una obra monumental, nos han llegado sólo fragmentos de lo que en su día debió de ser una obra inacabada.
Versión Itala antigua o Vetus latina: traducción al latín de la Biblia desde la versión griega de los LXX para el AT y del griego para el NT. Con este nombre se designa al cúmulo de traducciones latinas que existieron antes de la Vulgata de San Jerónimo.
Con frecuencia existieron diversas interpretaciones de un mismo texto, lo cual muestra que provinieron de manos muy heterogéneas y que no existe una única traducción Vetus Latina.
A este conjunto de textos pertenece el Salterio Galicano, primera versión latina del libro de los salmos y cuya traducción se consideró unida a la propia Vulgata en el Concilio de Trento, aunque había sido levemente retocada por el propio San Jerónimo. Posteriormente, el propio San Jerónimo realizó otra traducción de los salmos directamente desde los textos hebreos, pero no llegó a incorporarse a la Vulgata, pues ya había prevalecido el Salterio Galicano. Este salterio ha permanecido en vigor practicamente hasta nuestros días.
Su nombre se debe a que fue ampliamente usada por la Iglesia de Francia, por contraposición al salterio romano que era el que se usaba casi exclusivamente en la liturgia romana.
Vulgata: el Papa Dámaso encargo a San Jerónimo la traducción de la Biblia al latín, basándose en los originales hebreos y griegos. Utilizó para ello los textos del Hexaplas que tenía a su disposición, así como las versiones de la Vetus Latina.
Colaboraron con él en distinta medida Santa Paula, Santa Marcela y Santa Eustoquia.
Se popularizó durante la Edad Media por lo que adquirió su nombre y ha sido conservada en la Iglesia católica hasta nuestros días, aunque litúrgicamente haya sido sustituida por traducciones vernáculas.
El Concilio de Trento mandó hacer una nueva edición de la Vulgata latina que fue llamada Sixtina por su autor, el Papa Sixto V. Una nueva revisión de ésta fue editada por el Papa Clemente VIII en 1592, llamada la Sixto-Clementina, o simplemente la Clementina, que ha sido la traducción oficial de la Biblia latina hasta 1979.
El Papa Pablo VI, siguiendo las indicaciones de los padres conciliares, mandó realizar una nueva versión corregida y depurada de la Vulgata, la Nueva Vulgata, que recoge algunos textos aún de la Vetus Latina (Tobías y Judith) y que fue promulgada en 1979 por Juan Pablo II mediante la Constitución Apostólica Scripturarum Thesaurus.
Biblia prealfonsina: se conserva en dos manuscritos, del s. XIII y XV, que son complementarios y que se han conocido por este nombre, o también como Biblia romanceada prealfonsina, pues reflejan un estadio de la lengua española aún muy primitivo. Es una versión traducida de la Vulgata, probablemente realizada antes del reinado de Alfonso X.
Biblia alfonsina: Edición patrocinada por Alfonso X El Sabio, incluida en la Grande e general estoria de este rey. Se ciñe a la Vulgata, aunque tiene en cuenta algunos textos de la Biblia prealfonsina.
Biblia de Alba (1430): versión castellana del AT traducida por el rabino Moisés Arragel según encargo del Maestre de la Orden de Calatrava, Don Luis Guzmán. Para el comentario que acompaña al texto su autor se valió de los teólogos cristianos y judíos de su época.
Se caracteriza por un lenguaje muy puro. Toma su nombre debido al original que se conserva en el archivo de la casa ducal de Alba, uno de sus principales tesoros.
Posee unas ilustraciones de valor auténticamente extraordinario. La ilustración que encabeza este artículo corresponde a esta obra. Fue reproducida en facsímil con motivo de las celebraciones de 1992.
Biblia Políglota Complutense (1520): Por encargo del Cardenal Jiménez de Cisneros, Arzobispo de Toledo, esta biblia contiene textos en hebreo, arameo (del targum Onkelos, versión de la Torá), latín y griego.
Tiene la peculiaridad de ser la primera edición impresa del mundo de la versión de los LXX y del Nuevo Testamento en griego.
Su nombre procede de la ciudad española de Alcalá de Henares (lat. Complutum) donde se reunieron los sabios que comenzaron los trabajos de traducción. Se conservan 123 de las 600 copias publicadas.
Biblia Regia o de Amberes (1568-1572): patrocinada por el Rey Felipe II fue una revisión de la Políglota Complutense. Fue editada por el erudito Benito Arias Montano.
(Continuará ...)
Artículos relacionados:
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Paso a saludar al amigo y leer al que publica tan enjundiosos textos.
ResponderEliminarProfundizar en la Bíblia es una deliciosa tarea.
Un abrazo.
no tiene muchas verciones de la biblia pero me ayudo de algo
ResponderEliminarSolicito el enlace para recuperar la anterior Bibliaclerus
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