Cosas de las que tienes que avergonzarte (Eclo 41, 14-27)
Así pues, os voy a decir de qué tenéis que avergonzaros:
porque no está bien avergonzarse de cualquier cosa,
aunque no todos aprecian por igual las mismas cosas.
Avergüénzate ante tus padres de una conducta inmoral;
ante el jefe y el poderoso, de la mentira;
ante el juez y el magistrado, del delito;
ante la asamblea y el pueblo, de la iniquidad;
ante el compañero y el amigo, de la deslealtad;
ante los vecinos, del robo;
y ante la verdad de Dios y la alianza,
de poner los codos sobre los panes,
de despreciar lo que recibes y lo que das,
de no contestar a quienes te saludan,
de mirar a una prostituta,
de dar la espalda a tu pariente,
de apropiarte de la parte de otro o de su regalo,
de poner los ojos en una mujer casada,
de tener intimidades con la criada
-¡no te acerques a su cama!-,
de insultar a los amigos,
-¡no les eches en cara lo que les has dado!-,
de repetir lo que oyes a los demás
y de revelar secretos.
Así serás verdaderamente respetable,
y hallarás el favor de todos.
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¡Madre mía! ¿Quién podrá pasar el rasero? Pacere como si en lugar de 2500 años hubiera sido escrito para nuestra sociedad actual. La Palabra es imperecedera.
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