martes, 5 de mayo de 2009

Pensamientos (XXII): San Agustín



En otra ocasión, cuando dijo el Señor: " Si alguno no comiere mi carne y bebiere mi sangre, no tendrá vida en sí" (Jn 6, 54), se escandalizaron algunos de los que le seguían y dijeron para sus adentros: Dura es esta palabra, ¿quién podrá escucharla? (Jn 6, 61).


Creían que Jesús decía habían de poder partirle y cocerle y comerle como a un cordero y, horririzados de estas palabras, se marcharon y no quisieron seguirle más.


Y el Señor, prosigue el evangelio, se quedó solo con los doce apóstoles, los cuales le dijeron: "Señor, mira cómo esos te abandonan". Y Él respondió: "¿Queréis también vosotros marcharos?" (Jn 6, 68), para hacerles ver que ellos eran los que tenían necesidad de Él.


No tenía Cristo de ellos necesidad ninguna.


San Augustín, Tratado 11 sobre el evangelio de San Juan, n. 5.


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