Artículo publicado originalmente en inglés en LifeSiteNews por Diana Montagna el 27 de octubre de 2019.
Traducción: Ana María Rodríguez.
Traducción: Ana María Rodríguez.
El obispo Athanasius Schneider ha publicado una carta abierta, condenando
con fuerza el uso de la figura de la Pachamama en el sínodo de la Amazonia en
el Vaticano.
En su carta abierta del 26 de octubre, el obispo Schneider también hace un llamamiento
a los católicos, obispos, sacerdotes y fieles, para que ofrezcan actos de
reparación, protesta y corrección por el uso de las estatuas de la Pachamama, a
las que él llama "el nuevo becerro de oro".
El obispo escribe "el sincretismo y el paganismo son como venenos que
entran en las venas del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia".
Continúa: "como sucesor de los apóstoles, al que se ha confiado el rebaño de Dios, no puedo permanecer en silencio a la vista de tan flagrante violación de la voluntad de Dios y de las desastrosas consecuencias que tendrá sobre las almas individuales, la Iglesia toda, y por supuesto sobre toda la raza humana. Es por lo tanto con gran amor por las almas de mis hermanos y hermanas que yo escribo este mensaje".
En sus comentarios, el viernes, el Papa Francisco, confirmó que varias
estatuas de una mujer desnuda y embarazada, que se usaron en una ceremonia que
tuvo lugar el día 4 de octubre en los jardines del Vaticano, fueron llevadas en
procesión hasta la basílica de San Pedro y permanecieron en un altar lateral de
la iglesia de Santa María en Traspontina en la Via della Conciliazione, eran
símbolos de la Pachamama. Hablando con obispos y otros participantes en el
sínodo en la sala sinodal, el Papa pidió perdón a aquellos que se hubiesen
sentido ofendidos por el hecho de que las estatuas fueran tomadas de la iglesia
Traspontina y arrojadas al Tíber.
El Papa Francisco informó a los participantes en el sínodo que las estatuas
habían sido recuperadas del Tíber y dijo que podrían ser expuestas en la misa
de clausura del Sínodo, el domingo 27 de octubre.
Texto completo
de la carta abierta del obispo Athanasius Schneider
1. "No tendrás otros dioses delante de mi", dice el Señor Dios, como el primero de los mandamientos (Ex 20, 3). Dado originalmente a Moisés y al pueblo hebreo, este mandamiento sigue siendo válido para todas las gentes de todos los tiempos, como nos dice Dios:
"No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto" (Ex 20, 4-5).
Nuestro Señor Jesucristo
conservó este mandamiento perfectamente. Cuando se le ofrecieron todos los
reinos del mundo con sólo inclinarse ante el diablo, Jesús respondió:
«Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto"». (Mt 4, 10; Dt 6, 13.14).
El ejemplo de Cristo es
por lo tanto de la mayor importancia para todos aquellos que desean "el
verdadero Dios y la vida eterna"; como San Juan apóstol nos exhortó:
"Hijitos míos, cuídense de los ídolos..." (1 Jn 5, 20-21).
En nuestros días, este mensaje tiene una importancia especial, ya que el sincretismo
y el paganismo son como un veneno entrando en las venas del Cuerpo Místico de
Cristo, la Iglesia. Como sucesor de los apóstoles, al que se ha confiado el
rebaño de Dios, no puedo permanecer en silencio a la vista de tan flagrante
violación de la voluntad de Dios y de las desastrosas consecuencias que tendrá
sobre las almas individuales, la Iglesia toda, y por supuesto sobre toda la
raza humana. Es por lo tanto con gran amor por las almas de mis hermanos y
hermanas que yo escribo este mensaje.
2. El 4 de octubre de 2019, en la víspera del Sínodo de la Amazonia, se
celebró una ceremonia religiosa en los jardines del Vaticano, en la presencia
del Papa Francisco y de varios obispos y cardenales, que fue dirigida
parcialmente por chamanes y en la que se usaron objetos simbólicos;
concretamente una escultura de una mujer desnuda y embarazada. Estas
representaciones son conocidas y pertenecen a los rituales indígenas de las
tribus amazónicas, y específicamente a la adoración de la así llamada "Madre
Tierra", la Pachamama.
En los días siguientes las figuras femeninas desnudas también se veneraron en la basílica de San Pedro, frente a la Tumba de San Pedro. El Papa Francisco también dio saludó a dos obispos que portaban sobre sus hombros dicho objeto, llevándolo en procesión a la sala sinodal donde fue colocado en un lugar de honor. Las estatuas de la Pachamama también fueron mostradas en la iglesia de Santa María en Traspontina.
En los días siguientes las figuras femeninas desnudas también se veneraron en la basílica de San Pedro, frente a la Tumba de San Pedro. El Papa Francisco también dio saludó a dos obispos que portaban sobre sus hombros dicho objeto, llevándolo en procesión a la sala sinodal donde fue colocado en un lugar de honor. Las estatuas de la Pachamama también fueron mostradas en la iglesia de Santa María en Traspontina.
En respuesta al clamor de fieles católicos con respecto a estos ritos y el uso de las estatuas, el portavoz del Vaticano y los miembros del comité del Sínodo para la Amazonia restaron importancia o negaron el evidente carácter religioso sincretista de las estatuas. Sus respuestas, sin embargo, fueron evasivas y contradictorias; fueron actos de acrobacia intelectual y negación de la obvia evidencia.
La compañía americana de medios visuales "Getty Images" hizo una fotografía oficial de prensa de este ritual con esta descripción: "El Papa Francisco y el cardenal Claudio Hummes, arzobispo emérito de Sao Paulo, presidente de la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM), se paran frente a una estatua que representa la Pachamama (Madre Tierra). El reverendo Paulo Suess, uno de los participantes en el Sínodo, no dejó dudas sobre el carácter pagano de las ceremonias de los jardines Vaticanos con las imágenes de madera y se atrevió incluso a dar la bienvenida a los ritos paganos diciendo: ‘Incluso si esto fue un rito pagano, es sin embargo un rito pagano de adoración a Dios. No se puede descartar el paganismo como nada.’" (Entrevista de Vatican News del 17 de octubre). En una declaración oficial, el 21 de octubre, la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM) condenó el heroico acto de los caballeros que arrojaron las imágenes de madera al Tíber como un acto de "intolerancia religiosa". Ellos, por lo tanto, desenmascararon las mentiras y los trucos con los que negaron el carácter religioso de las imágenes de madera veneradas. Voluntarios de la iglesia carmelita de Santa María en Traspontina, donde se mostraron las imágenes, corroboraron esta declaración diciendo: "La madre (tallada) que traje de Brasil… que fue en la procesión, bien, la trajimos de Brasil. Fue hecha por un artista indígena, y le pedimos que hiciera una pieza de arte que simbolizara toda esa conexión de la Madre Tierra, de las mujeres, el aspecto femenino de Dios, ese Dios que protege y alimenta la vida, dijo ella, llamando a los símbolos tanto "Madre Tierra", como "Pachamama".
Fuentes objetivas afirman que la Pachamama es un objeto de veneración, una diosa a la que algunos bolivianos sacrifican llamas, una deidad terrena adorada por algunos peruanos, enraizada en las prácticas y creencias paganas de los incas.
3. Los católicos no pueden aceptar ningún culto pagano, ni ningún tipo de sincretismo entre las creencias y prácticas paganas y las de la Iglesia católica. Los actos de adoración de encender una vela, de inclinarse, de postrarse o de inclinarse profundamente en el suelo y bailar delante de una imagen de una mujer desnuda, que no representa ni a Nuestra Señora ni a ningún santo canonizado de la Iglesia, viola el primer mandamiento de Dios: "No tendrás otros dioses delante de mí". Y la explícita prohibición de Dios, que mandó:
"Y cuando levantes los ojos hacia el cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el Ejército de los cielos, no te dejes seducir ni te postres para rendirles culto. Porque ellos son la parte que el Señor, tu Dios, ha dado a todos los pueblos que están bajo el cielo" (Dt 4, 19), y "no se fabriquen ídolos ni se erijan imágenes o piedras conmemorativas; no pongan en su tierra piedras grabadas para postrarse delante de ellas, porque yo soy el Señor, su Dios" (Lev 26, 1).
Los apóstoles prohibieron incluso la más leve alusión o ambigüedad con
respecto a los actos de veneración de los ídolos:
"¿Qué acuerdo puede haber entre el templo de Dios y los ídolos?" (2 Cor 6, 16), y "por esto, queridos míos, eviten la idolatría… No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios. Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios. ¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que Él?" (1 Cor 10, 16.21-22)
San Pablo, sin duda, diría estas palabras a todos los que participaron
activamente en los actos de veneración de las estatuas de la Pachamama, que
simbolizan cosas materiales o criaturas:
"Pero ahora, que conocen a Dios –o mejor dicho, que son conocidos por él– ¿cómo es posible que se vuelvan otra vez a esos elementos sin fuerza ni valor, para someterse nuevamente a ellos?” (Gal 4,9).Los paganos, en verdad, adoraron los elementos como si fueran cosas vivas. Y observando los actos religiosos sincretistas o al menos muy ambiguos de los jardines vaticanos, en la basílica de San Pedro y en la iglesia de Santa María en Traspontina, San Pablo diría:
"Ellos adoraron a la criatura en lugar del Creador, que es bendito eternamente" (Rom 1, 25).
Todos los verdaderos católicos, que aún tienen el espíritu de los apóstoles
y de los mártires cristianos, deberían llorar y decir sobre las ceremonias
paganas que tuvieron lugar en Roma, ciudad eterna, parafraseando las palabras
del salmo 79, 1 :"Oh, Dios, los paganos invadieron tu herencia, han
profanado la ciudad santa de Roma; han
dejado Roma en ruinas."
4. La tradición ininterrumpida de la Iglesia evitó hasta la más ligera ambigüedad o colaboración con los actos idolátricos. Las explicaciones que dieron los portavoces del Vaticano y las personas relacionadas con el Sínodo de la Amazonia, para justificar la veneración religiosa de una figura de madera de una mujer embarazada desnuda, fueron muy similares a los argumentos dados por los paganos en los tiempos de los Padres de la Iglesia, según contaba San Atanasio. Él refutó los pseudo argumentos de los paganos, y sus refutaciones se aplican plenamente a las justificaciones dadas por las autoridades vaticanas. San Atanasio dijo: "Se jactarán de que adoran y sirven, no meras existencias y piedra y formas de hombres y pájaros irracionales y animales y bestias rastreras, sino al sol y a la luna y a todo el universo celestial, y a la tierra, deificando por tanto la creación” (Contra Gentiles, 21, 1-3), y «se combinarán todos juntos, como un solo cuerpo, y dirán que el todo es Dios» (Contra Gentiles, 28, 2).
«En lugar del Dios verdadero, deificaron las cosas que no eran, sirviendo a la criatura en lugar del Creador (ver Rom 1, 25), involucrándose así en la necedad y la impiedad» (Contra Gentiles, 47, 2).
El apologeta del siglo II Atenágoras dijo sobre la veneración de elementos
materiales por los paganos: "Deifican los elementos y sus diversas partes,
aplicándoles diferentes nombres en diferentes momentos. Dicen que Kronos es el
tiempo, y Rea la tierra, y que Kronos la deja embarazada y da a luz, de donde
es considerada como la madre de todos. Al no descubrir la grandeza de Dios, y
al no poder elevarse en lo alto con su razón (porque no tienen afinidad por el
lugar celestial), se extienden entre las formas de la materia y arraigan a la
tierra, deifican los cambios de los elementos" (Apol. 22).
Las siguientes palabras del Segundo Concilio de Nicea se aplican
completamente a todos los hombres de la Iglesia, que apoyaron los anteriormente
mencionados actos religiosos sincretistas en Roma: "Muchos pastores han
destruido mi viña, han profanado mi porción. Porque ellos han seguido a hombres
impíos y confiándose a sus propios extravíos han calumniado a la Santa Iglesia,
con la que Cristo nuestro Dios se ha desposado, y han fallado en distinguir lo
santo de lo profano, afirmando que las imágenes de Nuestro Señor y de sus
santos no eran diferentes de las imágenes de madera de los ídolos
satánicos".
Según estableció el Segundo Concilio de Nicea, la Iglesia no permite la
veneración con gestos exteriores de adoración tales como inclinarse, besar y
bendecir, a ningún otro símbolo, pintura o estatua que no sean "los iconos
de Nuestro Dios y Salvador Jesucristo, y de Nuestra Señora la Theotokos (Madre
de Dios), aquellos de los venerables ángeles y los de los santos. En cualquier
lugar en que estas representaciones sean contempladas, causarán que aquellos
que las miren, recuerden y amen su prototipo".
5. Los creyentes en el Único Dios Verdadero siempre han trabajado para eliminar la adoración de los falsos dioses, y para quitar sus imágenes de en medio del santo pueblo de Dios. Cuando los hebreos se inclinaron ante la estatua del becerro de oro, animados e incitados por el alto clero, Dios condenó tales actos. Su servidor, Moisés también condenó estos actos de "bienvenida y tolerancia" hacia las divinidades indígenas de aquellos tiempos y molió la estatua hasta hacerla polvo y esparcirlo en agua (cfr. Ex 32, 20). De forma similar, los levitas fueron elogiados por detener a todos los que adoraron el becerro de oro (cfr. Ex 32, 20.29). A través de los siglos, los verdaderos católicos también han trabajado por derrocar los "poderes de este mundo de tinieblas" (Ef 6, 20), y la veneración de las imágenes que los representan.
Entre la consternación y la conmoción por la abominación perpetrada por los
actos religiosos en el Vaticano, toda la Iglesia y el mundo ha sido testigo del
acto altamente meritorio, valiente y digno de elogio de algunos caballeros
cristianos, que el 21 de octubre se llevaron las imágenes idolátricas de madera
de la iglesia de Santa María en Traspontina en Roma, y las arrojaron al Tíber.
Como unos nuevos "Macabeos" actuaron en el espíritu de la santa ira
de Nuestro Señor, que expulsó a los mercaderes del Templo de Jerusalén con un
látigo.
El gesto de estos cristianos será registrado en los anales de la historia de la Iglesia como un acto heroico que dio gloria al nombre de cristiano, mientras que los actos de los altos cargos de la Iglesia, por el contrario, que empañaron el nombre de cristiano en Roma, pasará a la historia como actos cobardes y traicioneros de ambigüedad y sincretismo.
El gesto de estos cristianos será registrado en los anales de la historia de la Iglesia como un acto heroico que dio gloria al nombre de cristiano, mientras que los actos de los altos cargos de la Iglesia, por el contrario, que empañaron el nombre de cristiano en Roma, pasará a la historia como actos cobardes y traicioneros de ambigüedad y sincretismo.
El Papa San Gregorio Magno, en una carta a San Ethelberto, el primer rey
cristiano de Inglaterra le exhorta a destruir las imágenes de los ídolos: "Suprime
el culto a los ídolos: derriba sus templos y santuarios" (Beda, Historia Eclesiástica,
libro 1).
San Bonifacio, el apóstol de Alemania, taló él mismo un roble dedicado al
ídolo Thor o Donar, que no sólo era un símbolo religioso, sino también de
protección de los soldados, de la vegetación e incluso de la fertilidad para
las tribus indígenas germánicas.
San Vladimir, el primer rey cristiano en Kiev, hizo que se derribara y se
hiciera pedazos un ídolo de madera que él mismo había erigido. Él arrojó al río Dnieper la estatua de madera
del principal dios pagano, Perun. Este acto de San Vladimir recuerda mucho el
acto heroico de esos caballeros cristianos, que el 21 de octubre de 2019,
arrojaron al río Tíber las estatuas de madera de la cultura indígena pagana de
las tribus amazónicas.
Si las acciones de Moisés, de Nuestro Señor Jesucristo cuando expulsó
violentamente a los mercaderes del Templo, de San Bonifacio y de San Vladimir
hubiesen tenido lugar en nuestros tiempos, los portavoces del Vaticano
seguramente los hubieran condenado como actos de intolerancia religiosa y
cultural y robo.
6. La frase del documento de Abu Dhabi, que dice: "El pluralismo y la
diversidad de religiones, color, sexo, razas y lenguas son queridas por Dios en
Su sabiduría" encuentra su realización práctica en las ceremonias del
Vaticano de la veneración de las estatuas de madera, que representan
divinidades paganas o símbolos culturales de fertilidad. Era la consecuencia
lógica práctica de la afirmación de Abu Dhabi.
En vista de los requisitos del auténtico culto y adoración al Único y
verdadero Dios, la Santísima Trinidad, y Cristo Nuestro Salvador, en virtud de
mi ordenación como obispo católico y sucesor de los Apóstoles, y por verdadera
fidelidad y amor por el Romano
Pontífice, el sucesor de Pedro, y por su tarea de presidir "la cátedra de
la verdad" (cathedra veritatis), yo condeno la veneración del símbolo pagano de la
Pachamama en los jardines vaticanos, en la basílica de San Pedro, y en la
iglesia romana de Santa María en Traspontina.
Sería bueno que todos los católicos verdaderos, y primero y sobre todo los
obispos y también los sacerdotes y fieles, que formen una cadena mundial de
oración y actos de reparación por la abominación de la veneración de los ídolos
de madera paganos perpetrada en Roma durante el Sínodo de la Amazonia. Frente a
escándalo tan evidente, es imposible que un obispo católico permanezca en
silencio, sería indigno de un sucesor de los Apóstoles.
El primero en la Iglesia que debía condenar tales actos y hacer reparación es el Papa Francisco.
El primero en la Iglesia que debía condenar tales actos y hacer reparación es el Papa Francisco.
La reacción cristiana honesta a la danza alrededor de la Pachamama, el
nuevo becerro de oro, en el Vaticano, debería ser una seria protesta, una
corrección del error, y sobre todo actos de reparación.
Con lágrimas en los ojos y con sincero dolor en mi corazón, uno debería
ofrecer a Dios oraciones de intercesión y reparación por la salvación eterna
del alma del Papa Francisco, el Vicario de Cristo en la tierra, y por la
salvación de aquellos sacerdotes católicos y fieles que perpetraron tales actos
de adoración, que están prohibidos por la Revelación Divina.
Se debería proponer para este fin la siguiente oración:
Se debería proponer para este fin la siguiente oración:
"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, recibe a través de las manos de la Inmaculada Madre de Dios y Siempre Virgen María de nuestro contrito corazón un sincero acto de reparación por los actos de adoración de ídolos de madera y símbolos, que ocurrieron en Roma, la ciudad eterna y corazón del mundo católico, durante el Sínodo de la Amazonia. Vierte en el corazón de Nuestro Santo Padre el Papa Francisco, de los cardenales, obispos, sacerdotes y fieles laicos, Tu espíritu, que expulsará las tinieblas de sus mentes, para que puedan reconocer la impiedad de tales actos, que ofenden a tu Divina Majestad y te ofrezcan actos de reparación públicos y privados.
Derrama sobre todos los miembros de la Iglesia la luz de la plenitud y la
belleza de la fe católica. Enciende en ellos el celo ardiente de traer la
salvación de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, a todos los
hombres, especialmente a la gente de la región del Amazonas, que aún están
esclavizados en el servicio de las cosas perecederas e ineficaces, ya que son
símbolos e ídolos de la "madre tierra" mudos y sordos, a todas las gentes y especialmente
a las tribus del Amazonas, que no tienen la libertad de los hijos de Dios, y
que carecen de la inefable alegría de conocer a Jesucristo y tener en Él parte
de la vida de Tu Divina naturaleza.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Único y Verdadero Dios,
frente a quien no hay otro dios ni salvación, ten misericordia de Tu Iglesia.
Contempla especialmente las lágrimas y los suspiros contritos y humildes de los
pequeños de la Iglesia, mira las lágrimas y las oraciones de los niños, de los
adolescentes, de los jóvenes, de los padres y madres de familia y también de
los verdaderos héroes cristianos, que en su celo por Tu gloria y por su amor
por la Madre Iglesia arrojaron los símbolos de la abominación que la
profanaron.
Ten misericordia de nosotros: líbranos, oh Dios, parce Domine, parce Domine!. Ten misericordia de nosotros: Kyrie eleison!
Ten misericordia de nosotros: líbranos, oh Dios, parce Domine, parce Domine!. Ten misericordia de nosotros: Kyrie eleison!
No hay comentarios:
Publicar un comentario