domingo, 27 de noviembre de 2011

Citas Bíblicas que deberíamos leer los católicos (X): la salvación es para mi casa

Hechos de los Apóstoles 11, 13


Pedro habla en primera persona:


"... En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: 'Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa'..."


Siempre pensamos que la salvación es algún logro individual que nos corresponde, de manera similar al premio que merece el atleta por sus esfuerzos en la carrera.


Y pensamos que, igual que el atleta, el premio es personalísimo.


Pero la salvación no se funda en otra cosa sino en la misericordia divina. Nadie, ni el mayor de los santos, podría comparecer ante Dios y exigir su cuota de salvación como algo que le es debido.


Ninguno nos ganamos nuestra propia salvación como si fuera un logro personal, sino que Cristo nos la ganó con su entrega y sacrificio. Nosotros, con nuestras obras, nos adherimos a la persona y a la salvación ganada por Cristo.


Sin obras no hay salvación, del mismo modo que sin obras no hay amor. El "amor teórico" no existe, sino que ha de transmitirse y manifestarse en obras. Ese "amor teórico" en realidad no es amor. (St 2, 14ss)


Pero además, el ángel es claro: "... él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa...". La salvación no es algo meramente individual. Si Dios me promete la eterna felicidad, parece que esa felicidad no sería tal si no pudiera gozarla junto a mis seres queridos.


Este es un gran misterio, pero es así. Nosotros podemos hacer algo por la salvación de nuestros seres queridos: amarles, darles testimonio de fe y rezar por ellos y por su salvación, en vida y después  de su tránsito.


Santa Mónica oró durante casi 20 años por la conversión de su hijo San Agustín. Y sus oraciones consiguieron lo que tanto anhelaba.


Valoremos, hermanos, este don tan precioso y pongámoslo por obra: recemos por los que tenemos cerca de nosotros, por nuestros hijos, padres, hermanos, familiares, amigos. A ellos nos debemos y podemos hacer algo por su salvación.


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1 comentario:

  1. Orar para llenarnos de Dios, llenarnos de Amor y poder así Amar a los demás sintiendo con ellos amándolos de verdad. Dios todo nos da, Dios todo nos ha dado, Dios espera nuestra respuesta, espera que lo amemos intensamente. Su Amor es lo único real, es único que da vida. Amemos de corazón.

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