Toda la Biblia es fuente para el conocimiento de Dios, y para eso está. Con esta selección no pretendo establecer un orden jerárquico en la importancia de los textos, sino comenzar o continuar el camino de profundización en el conocimiento y cercanía con las Sagradas Escrituras.
El incluir aquí las citas no deben agotar el texto que les proporciono, sino servir como el mejor pretexto para acercarnos a la Biblia que tenemos en nuestros hogares, sentirla en nuestras manos, colocarla en un lugar honor y privilegio de nuestras casas y releer estos pasajes en su contexto, aportándolos a nuestra oración personal o familiar.
La Teofanía en el Horeb (1 Re 19, 9-13)
Allí se introdujo en la cueva y pasó la noche. Le llegó la palabra del Señor preguntando: ¿Qué haces aquí Elías? Y él respondió: "Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela".
Le dijo:"Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor".
Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor.
Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor.
Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.
Después del fuego el susurro de una brisa suave.
Al oirlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva.
En este bellísimo pasaje, Elías permanece a la espera del Señor a la entrada de la cueva. Pero ante los vaivenes que recibe sólo reconoce al Señor en la brisa suave y entonces se oculta el rostro.
Pidamos al Señor la gracia de reconocerlo en la brisa suave que nos proporciona en cada rincón de nuestras vidas, y no sólo en los momentos de desgracia o de zozobra. El Señor es brisa fresca, viento que no reseca, aire que no destruye, sino que nos vivifica y nos impulsa a continuar nuestra vida.
Enlaces relacionados: