Comento aquí algunas de las ideas que Santo Tomás de Aquino expone en la Suma Teológica Sección primera de la segunda parte (I-II, Q. 105, art. 3) sobre la inmigración.
- No todos los inmigrantes son iguales. Los hay pacíficos y los hay hostiles. Todas las naciones tienen el derecho a decidir qué inmigrantes son beneficiosos para ella, esto es, los pacíficos. Es una cuestión de autodefensa. El Estado puede rechazar a los delincuentes, traidores y otros elementos hostiles.
El Estado tiene el derecho y el deber de aplicar sus propias leyes.
- Santo Tomás reconoce que otros pueden tener el derecho de venir y visitar nuestro hogar durante un tiempo. Estos extranjeros deben ser tratados con amor y respetados como es debido a toda persona de buena fe. La ley debe proteger a estos extranjeros de cualquier trato malo. (cfr. Exodo, 22)
- Santo Tomás reconoce que habrá quien quiera venir y permanecer, incluso llegar a ser ciudadano del lugar. Establece que la primera condición debe ser integrarse en lo que puede considerarse la cultura y vida de la nación que le acoge.
- Otra cuestión es que la concesión de la condición de ciudadano no debe ser algo inmediato. Ya Aristóteles decía que dicha integración podría dudar hasta varias generaciones. Santo Tomás no establece ningún tiempo concreto, pero sí que puede llevar mucho tiempo.
- Santo Tomás arguye que la razón para esto es que pueden ocurrir muchas desgracias debidas a que el extranjero no tiene asentado en su corazón el bien común del lugar que le acoge y puede intentar algo perjudicial para los habitantes del lugar. Es peligroso y potencialmente dañino poner el futuro de tu propia tierra en manos de aquellos que han llegado a ella recientemente que, aunque no tengan mala intención, no tiene conocimiento de lo que ha pasado en esa nación en el pasado ni de lo que pasa actualmente.
- Sin embargo, puede haber excepciones para personas concretas que puedan ser admitidas gracias a un acto de virtud (cfr. Judith 14, 6). Las reglas no son rígidas, puede haber excepciones basadas en las circunstancias. Pero esas excepciones no pueden ser arbitrarias sino basadas en el bien común, es decir, de todos.
El objeto primordial de la inmigración tiene que ser la integración, no la desintegración o la segregación. El bien común tiene que estar en el centro de las leyes que regulen la inmigración. No pueden dar lugar a la destrucción del estado o su aniquilación.
Como podemos ver está muy lejos de la doctrina católica el buenismo que pretende que las fronteras son un estorbo para las personas. Parece que Santo Tomás no se cortaba un pelo al decir las cosas claras.
Coloco aquí el enlace al artículo original (en inglés) de donde he extractado estas notas lo más fielmente posible.
Enlace: ¿Qué dice Santo Tomás sobre la inmigración?
Para que el amigo que lo desee pueda comprobar lo dicho aquí, dejo el enlace a la Suma Teológica en español. Solo hay que pinchar en el número 105 y elegir el artículo 3:
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