sábado, 25 de junio de 2011

Formas de la adoración eucarística

Cuando hablamos de adoración eucarística, nos estamos refiriendo a diversas actitudes del cristiano en su vida de fe ante el Santísimo Sacramento. Intentemos reflexionar un poco sobre ellas.

En cuanto a los gestos corporales a tener ante el Santísimo Sacramento, son dos los principales del cristiano: la genuflexión y la postración de rodillas.

La genuflexión es el gesto por el que la persona lleva una de sus rodillas hasta hacerla tocar el suelo. Este gesto tiene su origen en la genuflexión que se practicaba ante los reyes. Aún hoy en día, las mujeres que concurren a una recepción pública de algún miembro de la realeza hacen un pequeño gesto de reverencia que es un recuerdo de la genuflexión ante los monarcas. El Santísimo Sacramento, como rey de nuestras vidas, merece recibir este gesto corporal cada vez que pasamos por delante del sagrario o de la custodia donde se expone.

Según la Instrucción general del Misal Romano "significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual." (n. 274).

Los fieles, "cuando comulgan estando de pie, se recomienda que antes de recibir el Sacramento, hagan la debida reverencia, la cual debe ser determinada por las mismas normas (la Conferencia de Obispos)." (n. 160).

La posición en la que el fiel se coloca sobre las dos rodillas en el suelo o sobre un reclinatorio es el gesto de sumisión a Dios y adoración por excelencia. Por eso en la Biblia son frecuentes los casos de hombres de fe que ante la presencia de Dios o de alguno de sus mensajeros caen en tierra.

En tiempos cristianos antiguos revistió durante la misa el carácter penitencial, hasta el punto de que el Concilio de Nicea (325) prohibió ponerse de rodillas en los domingos y fiestas del Señor. En la Edad Media es cuando se generaliza esta postura durante la consagración y el canon romano todos los días. Nosotros le damos el sentido más profundo de nuestra relación con la Eucaristía, la adoración.

Modo:
La adoración eucarística más común es la que hacemos ante el sagrario en el que se reserva el Santísimo. Toda parroquia está obligada a tener un sagrario para la adoración durante un tiempo razonable para que los fieles puedan acudir.

Otras formas más solemnes son la exposición menor y la mayor. La exposición menor se hace normalmente colocando el copón o píxide en un lugar visible para que esté más palpablemente a la vista. La exposición mayor es la que se realiza colocando al Santísimo en la custodia a la adoración de los fieles. Durante ambos tipos de exposición se pueden realizar cantos y oraciones durante el tiempo en el que permanece expuesto el Señor para terminar con la bendición, si el que oculta el Santísimo es ministro ordenado.

La adoración eucarística perpetua consiste en turnos de adoración eucarística ante el sagrario que se organizan en una parroquia o capilla para que el pueblo de Dios no cese de orar ante Jesús Sacramentado. El Papa Juan Pablo II recomendó la adoración eucarística perpetua en algunos templos de cada diócesis para fomentar el amor por la Eucaristía y la oración.

La conocida como Adoración Nocturna consiste en turnos que se realizan por fieles que se asocian voluntariamente para que en determinada iglesia en un determinado día, se adore al Señor durante toda la noche.

En el caso de que una persona no pueda salir de su casa por una causa justificada, puede asociarse mentalmente al sagrario más cercano a su casa para mostrar su disponibilidad al Señor y unirse a la adoración que otros fieles realicen presencialmente.

Modernamente, a través de internet, hemos conocido la adoración online, en la que mediante una cámara web instalada en alguna capilla, podemos asistir en vivo a la adoración que se realiza en ese momento allí. Es una manera válida de unirse a la adoración al Señor siempre que no se utilice como excusa para no asistir al sagrario más próximo y compartir el tiempo con Jesús o se realice en horas y momentos en los que nos sería imposible asistir a la iglesia de nuestra elección.


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