(Procede de un artículo anterior)
Los grandes santuarios que encuentra Egeria en Jerusalén y Belén son:
- el Cenáculo, en el Monte Sión. Parece que su autenticidad queda avalada desde los primeros tiempos, puesto que en el 70, cuando es destruido el Templo, esta zona del Sión queda intacta por haberse instalado en ella la Legio Fretensis Decima. El templo que conoce Egeria, probablemente ampliado por el propio Cirilo, fue destruido por los persas en 614. Reconstruida después por los Cruzados en el siglo XII pasó a llamarse Santa María de Monte Sión. Los
franciscanos lo recibieron en 1335, lo cuidaron y reconstruyeron si bien fueron arrojados por los turcos de Constantinopla a mediados del siglo XVI. El Cenáculo fue la primera iglesia conocida del mundo cristiano por lo que se la conoce como la Mater Omnium Ecclesiarum.
- El Santo Sepulcro Constantiniano. En 325 se celebra en Nicea de Bitinia el primer Concilio Ecuménico convocado (sin contar con el de los Apóstoles en Jerusalén que nos narran los Hechos de los Apóstoles), presidido y bajo la protección del Emperador Constantino para condenar el arrianismo (que negaba la divinidad de Jesús). A la conclusión, el Obispo de Aelia, Macario, solicita al Emperador el permiso para derruir el Templo de Júpiter que Adriano había hecho construir en el centro de la propia Aelia (nombre dado por los romanos a Jerusalén tras la destrucción de 70) y que cubría los lugares de la muerte y resurrección del Señor. El permiso es concedido y se desescombra el lugar llegando a niveles muy profundos.
El edificio que se construye allí está formado por varias partes: Martirio, Atrio Interior, Anástasis y Cruz. La Dedicación de este conjunto de edificios tuvo lugar el 14 de Septiembre de 335. (De hecho en el actual calendario litúrgico nosotros celebramos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz dicho día del año en recuerdo de la Dedicación de dichas Basílicas). Por otro lado, Santa Elena, la madre de Constantino, acude a estas labores de reconstrucción y encuentra lo que ella cree que es la Cruz del Señor. Debido a que este hallazgo se produjo el 3 de mayo, en este día aún hoy celebramos la fiesta de la Invención de la Santa Cruz (en latín, invenio = descubrir) y de aquí nuestras celebraciones de las cruces de mayo.
- La Iglesia de la Gruta en el Olivete. Eusebio atribuye la iniciativa de construcción de esta Iglesia a Santa Elena, madre de Constantino, en los años 326-327. El peregrino anónimo francés de 333 ya encuentra allí una basílica. El edificio se compone de un atrio, el cuerpo de la basílica, baptisterio y en el ábside el altar en el lugar donde se suponía que había estado el Salvador. Desde la segunda mitad del siglo XIX el lugar se le conoce como El Pater Noster y una comunidad de carmelitas cuida del mismo.
- El lugar de la Ascensión. Desde hacía algún tiempo se veneraba un lugar en el monte de los olivos desde donde se recordaba la subida del Salvador a los cielos el día de la Ascensión. No había allí ninguna iglesia, sólo se recuerda el lugar. La iglesia posterior fue construida por Poemenia, noble dama emparentada con el Emperador Teodosio, si bien su construcción debe ser posterior a la llegada de Egeria.
- La basílica de la Natividad en Belén. El hecho de que Jesús naciera en Belén es atestiguado por los evangelistas Mateo y Lucas. Posteriormente, Justino en el siglo II atestigua la veneración del mismo. En tiempos de Adriano el lugar fue profanado erigiendo un templo pagano. Constantino y su madre se esforzaron en 325 por honrar el sitio con la construcción de una espléndida basílica. Fue arruinada en 527 pero reconstruida posteriormente por Justiniano. Aún hoy se conserva, gracias a las excavaciones, parte del pavimento constantiniano.
En relación al Itinerarium, queda una parte III sobre la liturgia de Jerusalén que está llena de curiosidades.
(Continuará...)
Enlaces relacionados:
El Itinerarium Egeriae (y III)
No hay comentarios:
Publicar un comentario