sábado, 2 de marzo de 2013

Todo el mundo busca algo

En los años ochenta una canción del grupo Eurythmics (Sweet dreamsdecía:

"Everybody is looking for something" 
(Todo el mundo busca algo)

El mundo secularizado ha hecho al ser humano dueño de todo. 
Dueño de la vida y de la muerte
Dueño de su futuro y de su pasado
Dueño y señor de su conciencia
Dueño de la ley moral.
Dueño y señor del mismo Dios al que se ocupa de someter a su dictado.

Sin embargo, el modelo de Jesús para nosotros es bien distinto:

Jesús nos habla acompañándonos, como en el camino de Emaús.
Jesús nos espera, sin límites y sin reproches, como en el pasaje del hijo pródigo.
Jesús se somete a la tentación, como todos nosotros, para ser como nosotros.
Jesús predica por donde va, no se impone, porque quien ama confía en el otro.
Jesús lo espera todo de nuestro futuro, pero perdona nuestro pasado si se lo pedimos.


Él podía ser Señor y Dueño de nuestras vidas, pero su amor hacia nosotros le hace ser pacífico y misericordioso. Y nuestro mundo ha querido someterlo a sus imposiciones. Jesús sometido por el hombre como en un nuevo Calvario.


Porque, en realidad, Él sabe que la misión fundamental de nuestras vidas no es la de SOMETER, es la de BUSCAR:

Buscar el verdadero rostro de Jesús, el verdadero rostro de Dios.
Buscar el modo de amar a nuestros hermanos de un modo continuamente nuevo.
Buscar la verdad en la escucha del Maestro.
Buscar el camino que Dios nos tiene preparado, aunque nuestras alucinaciones nos conduzcan a veces a comer la comida de los cerdos.
Buscar la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Buscar la rectitud de conciencia, aunque el camino sea una cuerda floja moral durante toda nuestra vida en el que avanzamos a tientas.
Buscar la santidad sin la recompensa plena de saber que hacemos lo correcto; pues tenemos la obligación de obrar pero no el derecho a recibir la  aprobación definitiva.

La vida de fe es una búsqueda, un camino lleno de curvas y rectas, de luces y sombras, de alegrías y tristezas, pero todas ellas para vivirlas desde Jesús y en Él.

Al final de toda nuestra vida, en el instante definitivo de la partida, como conclusión de toda nuestra búsqueda, cuando nos presentemos con las manos manchadas del barro del camino, el mayor consuelo que tendremos será el escuchar las palabras: "No temas. Soy Yo".

Y entonces, con la misericordia de Dios, nuestra búsqueda habrá terminado.



jueves, 28 de febrero de 2013

Lo más importante es DIOS

¡¡Gracias Santo Padre!!

La misión que Dios le encomendó llega a su fin.

Gastarse en el amor de Cristo es la mejor tarea que podría realizarse.

Aceptar el timón de la Iglesia con 78 años fue un a Cristo ejemplar y un NO a mis planes, a mis miedos, a mis frustraciones personales.

A la edad más que rebasada de la jubilación, Su Santidad decidió poner al servicio de Cristo y de la Iglesia la experiencia de su vida.

Ahora, en el momento de la debilidad, lo difícil es renunciar al encargo recibido.

A lo que un día dijo SÍ, hoy dice NO, y lo hace por amor a la Iglesia y a Cristo.

Esta es la lección: en el amor y en el servicio no valen recetas prestablecidas, no valen fórmulas estandarizadas; de lo que se trata es de amar y de escuchar la voz de Dios en el corazón.

Es un ejemplo para todos nosotros, un ejemplo de padre en la fe.

No fue elegido cabeza de la Iglesia peregrina en la tierra por casualidad. No.

Gracias por su doctrina, por sus palabras siempre profundas y espirituales, por su enseñanza de maestro, por su cariño de padre. Gracias por elegir siempre lo mejor para la Iglesia y no para su bienestar. Gracias por abrazar hasta el fin la cruz. Gracias por mostrarnos el camino de la humildad y de la sumisión al nuevo sucesor de Pedro.

Nuestro corazón estará con el nuevo Papa pues a él le tocará la misión de conducirnos en la lucha contra el mal que ataca ferozmente a la Iglesia sin descanso; pero nuestra mirada no podrá dejar de volverse hacia el monasterio en el que se recluirá en adelante. No podremos olvidar todo lo recibido, ni el ejemplo de su vida y su serenidad. Esperamos el día en que podamos volverle a ver en este mundo en alguna celebración, pues se nos ensanchará el corazón de volverle a ver.

Hoy le ha dado la lección al mundo de que lo verdaderamente importante es Dios, que ésta es su obra y no la nuestra y que no recibiremos sino el salario prometido al obrero de la viña.

Gracias por todo.