sábado, 30 de mayo de 2009
Pensamientos (XXIX): Romano Guardini
La doctrina cristiana afirma, en efecto, que por la humanización del Hijo de Dios, por su muerte y su resurrección, por el misterio de la fe y de la gracia, toda la creación se ha visto exhortada a abandonar su aparente concreción objetiva y a situarse, como bajo una norma decisiva, bajo la determinación de una realidad personal, a saber: bajo la persona de Jesucristo.
Ello constituye, desde el punto de vista lógico, una paradoja, ya que parece hacer problemática la misma realidad concreta de la persona. Incluso el sentimiento personal se rebela contra ello. Someterse, en efecto, a una ley general cierta —bien natural, mental o moral— no es difícil para el hombre, el cual siente que al hacerlo así continúa siendo él mismo, e incluso que el reconocimiento de una ley semejante puede convertirse en una acción personal.
A la pretensión, en cambio, de reconocer a "otra" persona como ley suprema de toda la esfera religiosa y, por tanto, de la propia existencia, el hombre reacciona en sentido violentamente negativo.
Romano Guardini, La esencia del cristianismo.
viernes, 29 de mayo de 2009
Citas bíblicas que deberían leer los protestantes (II)
(Para leer el artículo anterior, pinche aquí)
Superado el primer estadio de su conversión, Marcus Grodi profundizó en el estudio de la Biblia para acercarse a una nueva visión de su fe cristiana. Había recibido una primera sacudida, pero aún quedaba mucho camino por recorrer; más bien, quedaba aún todo el camino por recorrer.
Lo primero era la búsqueda de certezas. Si a él le hubieran preguntado, como protestante presbiteriano, cuál era la columna y fundamento de la verdad, él hubiera respondido sin vacilar: las Sagradas Escrituras, en la que se basa todo el conocimiento revelado (para ellos) sin ninguna otra fuente de conocimiento adicional. La respuesta era clara.
Sin embargo, recibió una sugerencia de su amigo Scott Hahn como respuesta a esa pregunta: y la respuesta fue 1 Tm 3, 14-15. Él se extrañó, pues había estudiado a fondo a San Pablo y en concreto la primera carta a Timoteo, y no podía imaginarse que podía encontrar allí algo que no conociera ya.
Sin embargo, leyó:
Aunque espero ir a verte pronto, te escribo estas cosas por si me atraso. Así sabrás cómo comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. (1 Tm 3, 14-15).
En palabras del propio protagonista, el tiempo se detuvo al leer este fragmento. La Escritura le estaba diciendo que el fundamento de la verdad era la Iglesia. Todo el mundo protestante acepta que la Sagrada Escritura es el fundamento de la verdad, pero en ningún sitio de la Escritura existe tal afirmación: sin embargo, la Escritura sí dice que el fundamento de la verdad es la Iglesia.
No podía ser cierto lo que veían sus ojos. ¿Dónde quedaba el axioma de Sola fides, sola Scriptura protestante? En un intento de buscar un reposo consolador ante tantas novedades que estaba recibiendo, acudió al texto en el que Lutero se basó para expresar ese famoso lema:
Pero tú permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido. Recuerda que desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien. (2 Tm 3, 14-17).
Este texto era el refugio seguro hasta aquel momento... pero ahora cayó en la cuenta de un detalle. Cuando San Pablo habla de las "Sagradas Escrituras", no podía estar refiriéndose a nuestra Biblia tal y como la conocemos hoy. El texto "...desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras..." no puede referirse a otra cosa sino al AT.
Hasta entonces había pensado que "toda la Escritura" era la Biblia completa, AT y NT. Y había conducido su vida de predicación con esta concepción en su cabeza. Sin embargo, San Pablo no se refiere a la doctrina neotestamentaria (aún en proceso de fijación por escrito) al referirse a "toda la Escritura".
Pero es que además, el texto no dice que sólo sea la Escritura la que está inspirada por Dios. Es decir, el texto deja abierta la posibilidad de que haya otros argumentos de autoridad en la Iglesia.
La doctrina católica es clara, pues tenemos dos fuentes de revelación: Las Sagradas Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamento) y la Tradición. Por ésta última debemos entender el conjunto de enseñanzas recibidas verbalmente de la misma boca de Jesús y que fueron llevadas a la vida en la comunidad cristiana primitiva (Catecismo, nn. 80-83).
Enlaces relacionados:
Citas bíblicas que deberían leer los protestantes (III)
jueves, 28 de mayo de 2009
Pensamientos (XXVIII): Santa Teresa de Jesús
Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí -porque yo no atinaba a cosa qué decir ni cómo comenzar a cumplir esta obediencia- se me ofreció lo que ahora diré para comenzar con algún fundamento, que es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas.
Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites.
Pues, ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con la que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad, y verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimientos -por agudos que fuesen- a comprenderla, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues Él mismo dice que nos creó a su imagen y semejanza.
...
¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es y no se conociese ni supiese quién fue su padre, ni su madre, ni de qué tierra?
Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así, a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos alma; mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro de esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos, y así se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura; todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este castillo, que son estos cuerpos.
Santa Teresa de Jesús, Las Moradas o Castillo Interior, capítulo I, n. 1 y 2.
miércoles, 27 de mayo de 2009
Citas bíblicas que deberían leer los protestantes (I)
Hoy quiero comenzar una serie de artículos para tratar sobre algunas de las citas bíblicas que nuestros hermanos cristianos no católicos no suelen leer, o al menos, no se dan cuenta de que están en nuestra Biblia. Y el caso es que están.
En el canal católico EWTN retransmiten un magnífico programa llamado Regreso a Casa conducido por Marcus Grodi, en el que se entrevistan a personas que se han convertido al catolicismo desde las diversas ramas del protestantismo, y también desde el judaismo y otras confesiones no cristianas.
En uno de los episodios, el propio presentador, también convertido, interpelado por algunos televidentes, se convierte él mismo en protagonista y para hablar de su propia conversión, relata y comenta las citas bíblicas que él 'no vio' en la Sagrada Escritura. Sí, porque él había estudiado a fondo el Nuevo Testamento, y él mismo relata cómo el no se dio cuenta de las citas que comentaba, en sus propias palabras, que 'no las vio', que 'no estaban allí'.
En varios artículos intentaré avanzar por esos textos bíblicos que están ahí para quien quiera consultarlos en sus propias Biblias.
Para comenzar lo vamos a hacer con una cita del libro de los Proverbios:
Confía en el Señor y de todo corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia; reconócelo a él en todos sus caminos y él allanará tus senderos. (Prov 3, 5-6)
La cita de Proverbios es un buen punto de partida para nuestro trabajo, puesto que es una clara expresión del que debe ser nuestro recorrido en la vida con Cristo.
Marcus al reflexionar sobre este pasaje vio que detrás de todas las interpretaciones de la fe cristiana que las variadas ramas protestantes ofrecen, no existe un principio sólido sobre el que basar la propia fe. Unos admiten la Trinidad, otros no; unos creían en la necesidad del Bautismo y otros no.
Esa duda fue el comienzo de la conversión en la búsqueda del verdadero fundamento de la verdad. No podía ser cierto que esas afirmaciones doctrinales contradictorias fueran ciertas a la vez. Era imposible. Por tanto, ante la falta de certeza de lo que estaba enseñando, se volvió cada vez más incapaz de continuar su ministerio. Eso le llevó a replantearlo todo desde el principio, a volver a ver la Biblia con otros ojos en un esfuerzo, primero de desconcierto para ir poco a poco encontrando nuevas certezas que le terminarían conduciendo a la fe católica.
Él quería de verdad reconocer a Cristo en todos sus caminos, no en los que nosotros hemos construido para Él. La cita de Proverbios habla de 'sus caminos', no de los nuestros. Y conociéndolo a Él en sus caminos, nuestros senderos se verán allanados.
Es decir, acercándonos al Dios verdadero, aproximándonos a Él con plena verdad y sinceridad es como nos encontramos a nosotros mismos. Pero para esto, tenemos que conocer de verdad cuáles son los caminos de Dios. Y tenemos que conocerlo a Él sin fiarnos de nuestra inteligencia, sino poniendo nuestra confianza en Él.
En definitiva: reconócelo en sus caminos, para que Él allane nuestros senderos; que en este esfuerzo tu actividad de reconocerlo sea sin buscar apoyo en la propia inteligencia, sino confiando en Él.
Y desde este versículo comenzó el camino de la conversión. Quien pueda albergar alguna duda sobre la integridad y el contexto de las citas que manejaremos, debe hacer el ejercicio de buscarlas en sus propias Biblias para verificar que los textos de la Escritura que aquí manejamos concuerdan fielmente con las ediciones actuales de la Biblia en castellano.
Citas bíblicas que deberían leer los protestantes (II)
Enlaces relacionados:
Marcus Grodi
Índice de artículos Bíblicos
Cristo, la oportunidad de nuestras vidas
martes, 26 de mayo de 2009
Pensamientos (XXVII): Blaise Pascal
Hay la bastante luz para los que quieren ver y bastante oscuridad para los que tienen una disposición contraria. Hay bastante claridad para iluminar a los elegidos, y bastante oscuridad para humillarles. Hay bastante oscuridad para cegar a los réprobos, y bastante claridad para condenarles y hacerles inexcusables.
Si el mundo subsistiera para instruir al hombre (de la existencia) de Dios, su divinidad resplandecería en todas partes de una manera incontestable: pero como no subsiste sino por Jesucristo, y para instruir a los hombres, tanto de su corrupción, como de su redención, las pruebas de estas dos verdades se hacen paladinas en todas partes. Lo que está a la vista no señala ni una exclusión total, ni una presencia manifiesta de divinidad; sino la presencia de un Dios que se oculta. Todo tiene este carácter.
Si jamás hubiese aparecido nada de Dios, esta privación eterna sería equívoca y podría atribuirse tanto a una ausencia de divinidad como a lo indignos que son los hombres de conocerle. Pero esto de que algo aparezca alguna vez, y no siempre, hace desaparecer todo equívoco.
Si aparece alguna vez, es que existe siempre; y así la única conclusión posible es que existe un Dios, pero que los hombres son indignos de Él.
Blaise Pascal, Pensamientos, artículo XII, II.
Otros enlaces:
Cristo, la oportunidad de nuestras vidas
Amar en la indiferencia
El Santo Rosario
lunes, 25 de mayo de 2009
Para saber sobre: el evangelio de San Mateo
- Se remonta al siglo II la atribución de la autoría de este evangelio al apóstol San Mateo, el publicano. En el mismo sentido, Papías, San Ireneo y Orígenes. La llamada por parte del maestro la encontramos en Mt 9, 9. La tradición nos dice que el autor de este evangelio, después de predicar el mensaje de Cristo en Palestina, fue a Arabia, Etiopía y Persia para terminar su misión apostólica.
- Se cree que fue escrito en hebreo o arameo, y después traducido al griego; éste último original ha sido el usado por la Iglesia como versión primitiva.
- Es el evangelio eclesiástico por excelencia, pues fue el más utilizado por la tradición más antigua y centra su preocupación en la defensa de los temas eclesiales.
- Se sitúa su composición en una fecha cercana al año 70, de la destrucción del Templo y la ciudad de Jerusalén.
- El autor divide la obra en tres partes principales, con una vigorosa pedagogía, si bien con el desglose de los cinco discursos, se puede considerar dividido en 7 en su conjunto:
1ª) Infancia de Jesús, 1-2;
2ª) Vida del maestro, 3-25;
discurso 1: Mt 5-7, Sermón de la Montaña. Programa esencial del Reino de los Cielos.
discurso 2: Mt 10, instrucción a los apóstoles. Predicación de Cristo por medio de los enviados.
discurso 3: Mt 13, las parábolas. Planteamiento de las dificultades que el mundo planteará a la implantación del Reino de Dios.
discurso 4: Mt 18, la Iglesia y el Reino. Sus comienzos con el primer grupo encabezado por Pedro y con sus reglas ya esbozadas.
discurso 5: Mt 24-25, anuncio escatológico. Crisis que vendrá a desencadenar el final de Jesús.
3ª) Muerte y Resurrección, 26-28.
- Los discursos del Señor es una característica que lo distingue del evangelio de Marcos en el que no hay grandes discursos de Cristo.
- Presenta a Jesús como Mesías prometido y el Hijo de Dios, por lo que los destinatarios de este texto debieron ser judíos convertidos al cristianismo. Insiste en el tema del cumplimiento de las escrituras del AT en Jesús, no sólo como una mera realización de las promesas, sino de su plenitud. Los temas que nos enseñan este cumplimiento son:
+ Cristo, descendiente de Abrahám y de David, representa el cumplimiento de las profecías, como nos lo muestra Mateo con la genealogía en la que remonta la descendencia de Jesús hasta Abrahám, el padre del pueblo judío y patriarca de la primera Alianza con Dios, a través de David, como primer rey del pueblo escogido (Mt 1, 1-17). Jesús así se convierte en heredero de la Alianza con Abrahám y de la realeza de David.
+ Su concepción virginal y nacimiento en Belén.
+ El Siervo Sufriente de Isaías (Is 52, 13ss) se constituye en telón de fondo del relato de la Pasión en este evangelio. El rito de la Ley, que no será abolida, será sustituido por la ética del amor ya desde la primera predicación de Jesús.
- El tema de Jesús como Hijo de Dios enmarca todo el relato. Así se declara en los relatos del Bautismo (3, 13-17) y del Monte Tabor (17, 1-13). Jesús es interrogado por el sanedrín y ante la pregunta por su condición divina, su respuesta es clara (26, 63-64). Jesús es condenado a muerte por autoproclamarse Hijo de Dios (27, 11). La declaración del centurión tras su muerte es una confesión de fe: "Verdaderamente este era Hijo de Dios" (27, 54). El evangelio comienza con la infancia de Jesús, relato impregnado de la condición divina del niño, para ir progresando y haciendo hincapié en la misma divinidad hasta el Calvario.
- El Reino de los cielos anunciado por el Mesías tiene una doble dimensión, temporal (de este mundo) y escatológica (del mundo venidero). El Reino de los Cielos, por tanto, comienza aquí, pero no en los moldes estrechos del judaísmo, sino en la universalidad del mensaje traído por Cristo.
- La Iglesia cobra en este evangelio una naturaleza viva con Cristo como cabeza. La comunidad eclesial prolonga la Antigua Alianza, dándole una extensión universal.
Enlaces relacionados:
Para saber sobre el evangelio de San Marcos (20-febrero-2009)
¿Qué es el papiro 7Q5? (18-mayo-2009)
Los 3 libros imprescindibles del católico (16-marzo-2009)
domingo, 24 de mayo de 2009
La gebirá en el Nuevo Testamento: La Virgen María
(Viene de este otro artículo)
Las características de la gebirá, la reina madre del Antiguo Testamento, las veremos reflejadas en la Virgen María tal y cómo el Nuevo Testamento nos la presenta:
- Lc 1, 27: Para establecer el rango que ha de tomar Jesús ante los hombres, el relato evangélico, al igual que en el Antiguo Testamento, se nombra a su padre, José, "de la línea de David", y a su madre por su nombre, María, al igual que hemos visto en los libros de los Reyes del AT. Jesús es, por tanto, Hijo de Dios por su naturaleza divina y descendiente de David según su naturaleza humana recibida de la Virgen María, como esposa de San José.
- Lc 1, 28: "Alégrate, llena de gracia". S.S. Juan Pablo en la Encíclica Redemptoris Mater n. 9 nos dice: "El saludo y el nombre 'llena de gracia' ... en el contexto del anuncio del ángel, se refieren ante todo a la elección de María como Madre del Hijo de Dios". Por tanto, la atribución a la Virgen María de su maternidad sobre el rey aparece desde las primeras palabras del ángel como elegida desde toda la eternidada por el Padre para esta misión.
- Lc 1, 32-33: El ángel dice a María: "Heredará el trono de David, su padre, que no tendrá fin". Por lo tanto, Jesús es Rey según la dinastía davídica (Mt 1, 1-17; Lc 3, 23-38), y además ejerce un reinado perpetuo; la Virgen María desempeñará el papel de Reina Madre en ese reinado eterno que, por tanto, trascenderá este mundo terrenal. Cristo es Rey en su vida mortal y en su regreso al Padre, al igual que lo será su madre.
- Hch 2, 29-31: Pedro, en su discurso, vincula a Jesús con la dinastía davídica.
- Mt 2, 11: Los magos, al entrar a la presencia de Jesús, ven "al niño con su madre, y echándose por tierra le rindieron homenaje".
Por todo ello, podemos ver los rasgos de la gebirá presentes en la Virgen María para describirnos cuál habrá de ser su papel en el Reino de Dios.
Desde el mismo anuncio del ángel, a ella se le comunica que será madre del sucesor de David, es decir, la madre del Rey. Por tanto, a ella le cabe la misión de interceder ante Él al modo de Betsabé: ocupando un alto rango, a la derecha del trono, para rogar por los favores de sus hijos, pero sin interferir en la autoridad real.
En este papel la vemos perfectamente en las bodas de Caná, en la que al saber la necesidad de los novios, toma la iniciativa para interceder por ellos ante Jesús. Ella acude a Él porque sabe que su hijo puede resolver el problema de aquella celebración, porque tiene autoridad sobre las cosas para que todo le obedezca. Con esa confianza, se dirige a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga", declinando su papel de intercesora en quien verdaderamente reside el actor de la gracia, en Jesús, el Hijo de Dios.
La Iglesia, desde los primeros tiempos, lo ha interpretado así, colocándole en sus sienes la corona de Reina de toda la Creación, tal y como la veneramos en el Santo Rosario. Y también la veneramos como intercesora y colaboradora de la dispensación de las gracias cuyo único autor y Mediador ante el Padre es Cristo (Catecismo, n. 970).
En la Virgen María se lleva a plenitud el papel de aquella reina madre del AT, de aquella gebirá, en la que se cumple ser la madre del Rey, el Mesías, y su fiel sierva: la gebirá mesiánica.
(Dedicado a la memoria del inolvidable P. Antonio García del Moral, O.P., que me introdujo en el conocimiento de la Virgen María como gebirá).
Enlaces relacionados:
La gebirá en el Antiguo Testamento (22-mayo-2009)