El amor tiene manos para ayudar a los demás.
El amor tiene pies para ir junto a los necesitados y los pobres.
El amor tiene ojos para ver la miseria y la pobreza.
El amor tiene oídos para escuchar los lamentos de los hombres.
A eso es a lo que se parece el amor.
San Agustín
Amar no es teoría ni abstracción.
Amar no es ser elocuente ni brillante.
Amar no es razonar o pensar con profundidad en las cosas.
Todo eso está bien y es necesario, porque nuestra condición humana está dotada de esas características.
Amar es seguir los pasos de Jesús. Por eso, todos, sin distinción, estamos llamados a amar.
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